Un día como hoy,
6 de junio de 1961 falleció el hombre que ha inspirado gran parte de nuestro
trabajo.
Cada día
encontramos nuevas, maravillosas y a veces extrañas referencias a su trabajo y
su biografía. Sobre esta última, voy a dejar aquí una nota que comparteLisimaco Henao sobre la muerte de Jung – citando al teólogo Gerhard Wehr
Para la referencia de la imagen ver la nota al final
En mis búsquedas,
ahora mismo estoy interesado en el trabajo del filósofo Peter Kingsley, quizás la
mayor autoridad actual en el tema de los presocráticos, de él voy aprendiendo
sobre la vigencia del trabajo de Parménides y Empédocles pero particularmente
me ha llamado la atención el último libro que le sabido publicado “Catafalque: Carl Jung and the End of Humanity”
2018.
Hay algo de Jung
muy interesante en esa idea del fin de la humanidad que les voy a señalar
citando a Andrés Ibáñez
"Poco antes
de morir, Carl Gustav Jung tuvo la visión de que a la humanidad le quedaban
sólo cincuenta años y luego llegaría su final. Esto sucedía en 1961. En 2011,
cincuenta años después, tuvo lugar la catástrofe de Fukushima, en una época de
desastres, crisis y reestructuraciones mundiales a la que aún no le vemos el
final. Esa visión es el punto de partida del último libro de Peter Kingsley,
una obra impresionante titulada Catafalque y dividida en dos gruesos volúmenes,
uno escrito al estilo Kingsley, una especie de vórtice envolvente y obsesivo
que atrapa la atención del lector para llevarle tenazmente hacia conclusiones
asombrosas y otro dedicado a las notas y a la erudición. Kingsley insinúa que
si el primero, como buen catafalco, es un gigantesco monumento funerario
dedicado al fin de nuestra civilización, el segundo ofrece, de forma secreta (y
quizá inútilmente) varias recetas de salvación.
Nos guste o no,
dice Kingsley, la cultura occidental ha muerto. Hemos de prepararnos para este
final, nosotros, los últimos representantes de este mundo que se acaba. Pero
dice también algo que me intriga. Kingsley practica una «incubatio», el antiguo
ejercicio de meditación o yoga nidra de los sacerdotes-magos griegos, y tiene
una visión: que en realidad no estamos al final de una época, sino en la mitad.
«En la mitad, y totalmente perdidos», dice, ya que «a causa de nuestra desidia
y nuestra amnesia» hemos olvidado el vínculo que une nuestro futuro con nuestro
pasado. La búsqueda de ese vínculo fue el centro de la obra de Jung y es, me
parece, lo único que podría salvarnos de la total catástrofe en la que
parecemos hundirnos.
Me quedo con este
último pensamiento. Yo lo interpreto así: estamos en medio de una época, no al
final. Nuestra historia no ha terminado. Si nos hundimos, o parecemos
hundirnos, no es porque no nos quede camino que recorrer, sino porque no nos
atrevemos a seguir avanzando. ¿Por qué? Porque no nos atrevemos a unir el
futuro con el pasado, obsesionados con la fantasía del progreso, la «modernidad»
Una vez más el
Maestro Jung ha sabido sorprendernos y nos va soltando pistas sobre sobre la trazabilidad
del mapa, la individuación y la búsqueda a seguir.
Nota:
La imagen, de
Jung como Eremita la encontré en :
https://genekeysdiary.wordpress.com/2015/06/20/masters-on-the-seven-rays/jung-as-hermit-2/
Publicada en Junio de 2015 con la siguiente nota al
pie - "Jung como ermitaño: curandero del siglo XX y pionero de los
arquetipos. Nosotros, los viajeros, somos llevados sobre sus hombros a las
formas que él iluminó"
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