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lunes, 30 de marzo de 2020

Familia, complicidad y compromiso


Cada familia ha sido dotada de maravillosas y pintorescas particularidades que se van volviendo paisaje al interior de la misma pero que se hacen más evidentes desde una mirada externa.



Con el actual encierro se pueden exacerbar  tensiones por temas que comúnmente no tienen mayor trascendencia en las relaciones familiares y de pareja, pero el agotamiento que genera estar aislados va haciendo inmanejable la situación.

De mi parte, llevo un par de semanas trabajando en casa y escuchando a muchas personas estresadas, he tenido que ser testigo de algunas penosas situaciones en que se deteriorar las relaciones más cercanas, por falta de estrategias de manejo.

La vida psíquica difícilmente admite recetas universales por lo que no pretendemos  aplicar una fórmula mágica para resolver todas las situaciones de familias tan particulares.  Sin embargo hay varias claves importantes que podemos tener presentes para mantener la armonía en nuestro hogar.

Lo primero es la aceptación del otro en sus particularidades, porque con mucha frecuencia las expectativas que ponemos sobre nuestros compañeros de vida se convierten en una carga muy ruidosa, impidiendo reconocerlos y aceptarlos en su complejidad.

Luego debemos ser pacientes, ésta palabra viene del latín patiens que significa sufrir y aguantar, quizás por ello la relacionamos con esperar y buscar estar serenos mientras lo hacemos. Lo contrario es des-esperar, perder la paciencia y de paso el control. Ser paciente tiene que ver con buscar alivio, con encontrar un terapeuta que nos acompañe y con saber aguardar, a su vez aguardar viene del germánico Wardon – vigilar, custodiar, proteger – para eso sirve un terapeuta, pero no es una actividad exclusiva de éste gremio…. hay muchos que acompañan esos caminos.

Si logras ser paciente, encontraras el pleno equilibrio entre habla y escuchar. Ello nos permite diferenciar entre el silenciamiento obligado que surge en ejercicios de poder que pretenden un sometimiento, diferente del silencio voluntario o silencio pedagógico, que amorosamente escucha deseando comprender la realidad del otro.  Históricamente hay grupos que han sido víctimas de silenciamiento y la cultura ha privilegiado al que habla sobre el que escucha; sin embargo quien sabe escuchar se hace dueño de un poder, el poder de ser dueño de lo que se ha callado, ademas se tiene también el poder de hacer que el otro se sienta escuchado, se sienta importante y pueda tramitar su sentirpensar en la magia del encuentro. Quien escucha recibe y puede direccionar el contenido de lo que está escuchando con el sutil encantamiento de la pregunta.

Entre los grupos que han sido víctimas de silenciamiento destaco a los niños, que han sido víctimas históricamente del adultocentrismo y han tenido que someter sus vidas al antojo de los adultos, sus caprichos emocionales y sus estrechamientos/simplificaciones mentales e ideológicos.


Disponer espacio-tiempo para compartir, conversar y disfrutar de actividades placenteras nos permite sobrellevar la crisis y nos distancia de la irritabilidad que nos puede conducir al estrés y la ansiedad. Somos criaturas del lenguaje y la producción de imágenes narrativas es el centro de nuestra experiencia en el mundo, por ello es fundamental vigilar que tipo de imágenes estamos poniendo en el escenario central de nuestras vidas.


La complicidad necesaria para una buena conversación está relacionada con la mirada picara del niño en una travesura, la complicidad de quien guarda un secreto o de quien nos ayuda a orquestar un plan para materializar un proyecto íntimo. En familia nada es demasiado extraño y todas las excentricidades tienen un lugar. Muy al respecto la imagen elegida para acompañar esta publicación, pues la más extraña de las familias posibles muestra las condiciones necesarias para sobrevivir a cualquier situación difícil: hay aceptación del otro, comunicación asertiva, complicidad y compromiso.
Quizás por eso la acepción fundamental de compromiso es promesa, pues nos recuerda el juramento fundamental que soporta los vínculos parentales, el cuidado de si y del otro.

Bien sabemos que se avecina una crisis multilateral y todos deseamos asegurar las condiciones básicas de seguridad  y subsistencia para nuestras familias. Sin embargo, no podemos pretender que lo haremos individual y egocéntricamente, somos criaturas gregarias que resolvemos todo a partir de la participación en redes de tejidos vivos…. Y nuestra red fundamental es la familia.

Por lo demás, estoy pensando que la crisis social y económica que debemos afrontar este año se puede comprender  como una crisis cultural y civilizatoria que tiene su origen en el agotamiento de los modelos hegemónicos, pero no todo está perdido… también hay una pandémia de esperanza.

Gracias por sus mensajes y comentarios.



sábado, 28 de marzo de 2020

Pandemia poética.

Pandemia poética.

Pretendo proponer primero pantomima política, patética provocación, pues pretende posibilitar producciones psicológicas provocada por pandemia.

Podría parecer patético…

Propongo pintar puentes para posibilitar poemas,
Pintar permite proponer panorama propio.
Prolongar pérfidas publicaciones puede posibilitar propagación pandémica.

Parecer posible, pero propongo problematizarlo.
Paciencia…
Pues pusilánimes patrones paramilitares, pueden partir pueblos para propagar pánico prolongado.
Pueblo pendejo, pide permiso para proponer.
Periódicos ponen propaganda, piden pesimismo para programar  prisioneros perplejos.
Patéticas prisiones… prisiones propias… ¡penumbras! 

Para poder proponer posible posición político poética
Permítanme propagar públicamente, pesimismo poético.
Pues, poderosos piensan primero privatizar, poner precio,
Pues por presos políticos pueden postergar paz.
Pobreza perfecta, pone pan pequeño por píldora permanente.

Prospera pobre protocolo para pacificar.
Pedir Paz, palabra problemática.
Pedir pan, proyecto privatizado.
Pedir postre… ¡pirotecnia panfletaria!

¿Perdón?....
Pidamos postre,
Pongamos panfletos,
Pintemos paz,
Plantemos pan.
Pongamos pintura para puentes posibles.

Podemos profundizar...
¿Prudencia?
Pueden pinchar pruebas
Poner pijamas pálidas.

Patria prostituta… ¡Págale pieza!
Patria pedofila…. ¡Porvenir!
Patria Punk…. ¡Penumbra Pesimista!

Poderoso planeta
Principado planetarios
peregrinos patibularios
Porquería poética
Principado popoético
Propósito personal

Posdata: Poner P.
Parece protocolo penal, precisamente por práctica poco placentera. Pintoresca prolongación para pánico.  Palabras perfecta para pagar precio peligroso. Parece posible pérdida psíquica
 Para perecer… pues persona parece producto perecedero

Panacea popoética.



Nota. popoética es un movimiento artístico iniciado por Laura Cristina Velasquez y Daniel franco. Si quieren saber más, busquen en las redes de @centropsique 

jueves, 26 de marzo de 2020

Jugar en Tiempos de crísis

Hoy me encontré los apuntes de una conferencia que se dictó4 veces en 2018  y que se llamó “Jugar en tiempos de crisis: lo que aprendí siendo el psicólogo de personas que intentaron suicidarse”.  Ese año estuve muy inquieto con el tema de la depresión y no había dispuesto tiempo para sistematizar mis apuntes de dichas experiencias. (Depresión)  


Voy a compartir aquí algunas de mis notas porque creo que toca asuntos muy relevantes y necesarios para nuestra realidad actual.




Hablemos pues de la importancia de la imaginación y el juego en la vida cotidiana, tanto para los niños y adolescentes como para los jóvenes y adultos.

Lo primero es resaltar como la crisis toca nuestra capacidad de imaginar y metaforizar la vida, ello fluye naturalmente en la posibilidad de configurar un juego entre imágenes que danzan en el límite de lo posible. El terror y el miedo que aparecen en la crisis se configuran bajo la imposición de una idea que se enraíza profundamente como un significante único que no acepta la metáfora. Así se instaura la crisis como algo terrible y apocalíptico.

Si permitimos que se vea afectado el “espacio lúdico”, se concretiza el contenido del juego y la vida se convierte en un juego serio. Ello nos deja atrapados en “el juego de lo imposible” y la tiranía simbólica de un solo mundo posible, no estoy hablando aquí de la búsqueda de la imposible perfección sino de la emergencia de una imagen aterradora que se vive como imposición, que no acepta otra posibilidad, otra posición. Ahora mismo la imagen de la pandemia y el significante “Covid 19” se proponen como un ejemplo titánico de esta situación.   


El gigante, El pánico y La tormenta – atribuida a Francisco de Goya. 

Aquí las reflexiones de Martha Velez sobre el Titanismo



Así pues, el secuestro de la imaginación fractura el pensamiento y genera la sensación de estar paralizado, los pacientes expresaron de diversas formas que “las acciones cotidianas dejaron de tener sentido” y “ser presa de un sentimiento de ahogo”. Algunas pocas personas logran relacionar dicho sentimiento con alguna situación o experiencia especifica pero es más frecuente que las personas no legren crear un puente entre la experiencia abrumadora y algún aspecto especifico de su realidad cotidiana.


Esa vivencia de parálisis afecta la percepción  subjetiva del tiempo que es un eje fundamental de la experiencia humana, se impone la imagen cultural de ser devorados por el tiempo representado magníficamente en los cuadros de Rubens y Goya (Saturno devorando a uno de sus hijos). Algo en el mundo se impone como una tiranía de lo real en la vivencia corporal, al configurarse como cuerpo nos señala una pista fundamental, que se trata el mundo interior expresandose con su fuerza colosal e ineludible.


De allí la importancia de volver sobre la mirada interior, pues es necesario reconocer los aspectos de la vida psíquica que han sido afectados por la crisis, quizás sea posible develar una tensión fundamental que compromete la estética de lo posible enmascarada en una estética de la imposición, de lo imposible de movilizar, metaforizar y/o transformar.

Ésta dimensión de la crisis, la de lo ético por la vía de lo estético, parece invitar al sujeto a reconocer la necesidad fundamental de un movimiento esencial, un cambio de perspectiva, una re configuración de la mirada. Frente a la emergencia y el surgimiento de la profundidad. 

Muchas personas que estuvieron en mi consulta hablando de su experiencia de intento de suicidio llegaron a asegurar que no había un solo motivo para ello. Nombraron su experiencia de descenso al inframundo como un hecho que se impuso sobre su voluntad, recordemos que Perséfone fue raptada por Hades, el señor del inframundo, cuyo nombre significa “el invisible”, dicho rapto involuntario refuerza esa imagen de tiranía e imposición. 

Hades gobierna el mundo de los muertos, y emerge desde el sub-mundo para raptar a la pequeña kore y llevarla a su oscuro reino en donde la hará su esposa dándole a comer el fruto de la granada.
Así mismo, en las experiencias de descenso nombradas, aparece la metáfora del rapto de lo infantil. Es por eso que hablamos aquí de la experiencia de juego. Pues hemos visto que justamente en los periodos de crisis humanas se pone en riesgo el juego como posibilidad de alivio cotidiano.


Culturalmente la infancia y el juego aparecen como significantes hermanos, de tal suerte que muchos adultos reprimen sus deseos de juego porque no asocian la idea del juego con la realidad cotidiana de los mayores. 

La vida individual puede verse afectada por esa imagen tiránica que ofrece la cultura, peor aún, esa idea puede imponerse e instaurarse en el cuerpo como una tiranía simbólica. Quizá ésta sea  una de las formas como el titán del tiempo se devora a sus hijos. sin embargo, el mito nos recuerda que "nacerá un niño", que "el niño derrocara al tirano", es la imagen del pequeño Zeus e incluso Jesus. 

Y el niño eterno, el Puer Jungiano.

Se ha vuelto muy popular hablar del  “niño interior”, aquí podemos relacionarla con la imagen del devenir y “la emergencia del sí mismo” que Jung relaciono con esa capacidad de “estar siendo lo mejor que se puede llegar a ser” – que en palabras de un niño es “JUGAR”. Pues jugar es tomarse las cosas en serio e involucrarse profundamente con las acciones que desarrollamos en nuestra vida cotidiana. estamos hablando en parte de  "los arquetipos" Jungianos pero más específicamente de la necesidad de ser creativos. Ésta necesidad se conecta fundamentalmente con esa "actitud de juego" que invita al otro a ser participe de un juego y vincula la realidad cotidiana como parte de una dimensión mayor e "imaginal.

Allí aprendimos que el juego fundamental es el juego de la travesura, pues cuestiona las relaciones de poder y activa un canal que vehiculiza el poder del propio sujeto. El jugador se convierte en el amo del mundo y voluntariamente crea las regalas de su nueva realidad Psíquica - Cabe resaltar que dicha voluntad no tiene que ser necesariamente consciente. y es necesario diferenciarla de lo que Zizek diría se trata de el concepto Lacaniano de "fantasía como verdad constitutiva". pues se trata aquí de una realidad social mente construida y de un juego compartido que permite la actitud de complicidad. 

En este sentido muchos de mis pacientes aprendieron a mirarme como un cómplice de sus ideas disparatadas,  ello me permitió saberme compañero de sus quijotadas y me enseñó a asumir una postura franca, sensata y respetuosa frente a al sujeto que juega a danzar con la vida, a fluir con el sueño y a metaforizar la vida cotidiana. De allí la emergencia de una nueva estética, el parto de una nueva imagen que merece ser habitada con toda la seriedad y trascendentalidad del caso. Debo resaltar también que ello debe hacerse desde un cierto "sentido de realidad" que también es vehículo de fantasías en el mundo social. 


En tiempos de pandémica Esperanza el juego esencial es la metáfora... Espero complicidad para con la misma. 

Soy creador de mapas que no llevan a ningún tesoro,
disfruto burlarme del agotamiento que genera las profundas mentiras de nuestro tiempo,
Nuestro pueblo ésta inmerso en distopías de la madre oscura que se han convertido en la leche que nos amamanta en las redes sociales. 

La esperanza puede ser un pájaro que vuela afuera tanto como un taladro picoteando nuestras entrañas a cada instante, obligándonos a re imaginar la vida a través del sueño y el ensueño. 

Les invito al concejo de los sabios ancestros que aun tienen menos de 10 años y se ilusionan con el juego en las dimensiones fundamentales de la existencia.

Hoy germina la semilla de la locura y crece la ilusión de un mundo mas justo. 

Si la vida inicia en una explosión de luz no podrás contener su expansión lúdica, cósmica y sagrada.    

viernes, 20 de marzo de 2020

Pandémica esperanza


Para echar raíces en el cielo hay que aclarar la mirada y estar dispuesto.




Llevo un tiempo asegurando que todo proceso formativo consiste en educar la mirada, también había pensado que era necesario trabajar en el lenguaje íntimo del cuerpo propio para tratar de clarificar las preguntas concernientes a nuestro lugar en el mundo, y a la conversación necesaria con el espíritu de la época en que se nos ha dado habitar.

Me he levantado esta mañana con la mirada atenta y el cuerpo dispuesto para hacer frente a las  crisis contemporáneas. Resulta evidente que cada persona reaccione, de la forma que bien o mal puede, frente a las contingencias que se imagina pueden resolver desde su propio lugar en el mundo, ¿cómo juzgar o culpar a otros, si cada uno de nosotros es habitado de igual manera por la incertidumbre?. Otra cosa es, quizá,  la falta de ética de nuestros gobernantes que han decidido sacrificar vidas para rescatar la economía. La pandemia actual no solo está relacionada con el COVID-19 y la crisis sanitaria que afronta la humanidad, desde mi perspectiva, la crisis fundamental está relacionada con la brecha de inequidad que ahora mismo nos tiene bordeando el límite de la crisis civilizatoria capitaneada por los modelos hegemónicos: consumismo, desarrollismo, extractivismo, monoteísmo del mercado,  utilitarismo e individualismo que refuerzan la concentración de riqueza capital e impiden el acceso a condiciones de vida digna para las personas humildes. La pretendida  linealidad imaginada desde los discursos del desarrollo ha mostrado ser una falacia, los ejes en que se ha diseñado la sociedad tienen que ser re definidos e igualmente necesitamos diseñar profesiones que nos permitan resolver los retos del siglo XXI. Se diseñaron profesiones para especializar en el reforzamiento de los discursos del desarrollo... Es momento de replantear el modelo y revisar las propuestas de los críticos del pos desarrollo, el desarrollo participativo, desarrollo sostenible y sustentable, desarrollo a escala humana y otras propuestas que nos conduzcan a tener sociedades más justas. 

Se ha legitimado la sociedad de los privilegios y se hace cada vez más evidente que ello nos conduce al desastre. La actual crisis puede ser vista como una amenaza a la vida individual y ello incrementa el individualismo, pero resulta evidente que nadie va a lograrlo sólo, pues no se trata de una amenaza al “Individuum”.

El encierro de la cuarentena acelera la proclamada cuarta revolución industrial. El imperio del “Deus ex Machina” puede reforzar el proyecto neoliberal que contempla emprendedores auto-explotados ingresando a las filas del subempleo e imaginando ser libres de la opresión institucional que sobrevive del siglo XX.... “Sea su propio jefe” e “Imagine que está resolviendo lo todo desde la fuerza de su propio ego”.  Patética pantomima posmoderna.

Revisemos juiciosamente la transición cultural que necesitamos, propongo que intentemos hacerlo con la mirada el  espíritu crítico que nos mostró  la psicología de la liberación al sospechar del imperio de la técnica, puesto que si “Deus ex Machina” deberá ser impulsado por humanas maquinas”.

El extractivismo se ha tecnificado y ahora mismo no es necesaria la migración de cerebros, porque la tecnología permite que estés "trabajando" desde cualquier lugar del mundo. ¿Dónde estamos ahora?, ¿Cómo imaginamos nuestras futuras prisiones?, ¿qué más es posible?.

Frente al exceso de imagen que bombardea las mentes de los ciudadanos en el siglo XXI. Violentando muchas veces la virginal intimidad del alma individual, prohibiendo y censurando, a veces, el acceso al misterio.... Es urgente rescatar la necesidad de retomar a la propia búsqueda, re activar la mirada interior y tratar de resolver las preguntas fundamentales ¿cuál es nuestro lugar frente a los actuales fenómenos?, ¿cómo puedo apoyar?, ¿cómo afrontar la crisis? ... Cada persona puede hacer algo y entre todos podemos hacer mucho.

Un pequeño gesto de generosidad y bondad puede alegrar el día de toda una familia, una sonrisa y una mirada amable pueden resolver parte del agotamiento, el estrés y el miedo.

Mientras dure la cuarentena podemos pensar que “Las nuevas formas de presencialidad nos permiten generar contacto y  calidez con poco esfuerzo”.  La virtualidad nos ofrece oportunidades interesantes para establecer contacto y retirarnos rápidamente a la intimidad de nuestros domicilios. Quizás ello implique un debilitamiento de la vieja escuela del encuentro físico y el contacto directo o quizás nos permita extrañarnos y disfrutar mucho más del encuentro.

Podemos irlo resolviendo con soltura y explorando con mesura, las propuestas que surgen de los retos que ahora mismo nos propone la crisis. Se me ocurre que abrigando el colectivo podemos tejer una cobija común para resguardarnos de la frialdad que propone el individualismo.

Estamos cansados de los vendedores con su casi exclusiva idea de que nos harán inteligentes, ricos, bellos, felices. Necesitamos situar la mirada en los asuntos más esenciales, como el disfrute y la preservación de la vida.

Frente a la coyuntura, puedo ver también, como se desplaza la imagen que representa al otro. Comprendiendo la “representación como creatura de la imaginación”, creamos la metáfora que nos permite vincularnos con el mundo desde un espacio más íntimo y esencial. En ese sentido, podemos creer que “el infectado” es un zombi que ha perdido sus facultades humanas y ahora mismo es simplemente “el portador de la plaga” o podemos asumir que “el infectado es otro humano que merece mi apoyo, que merece ser escuchado”, por eso fue que decidimos abrir espacios virtuales desde el consultorio popular para dar un lugar a las cosas que las personas están sintiendo en este momento.   (Sabermás)

La estructura discursiva que se configura como alivio a la crisis define cuidadosamente que la cuarta revolución industrial está aquí. Y que llegó para quedarse, que quienes no puedan tecnificarse estarán expuestos a la pandemia y pronto serán convertidos en zombis amaestra dos para “tareas menores” – esa idea me resulta simplemente repugnante pero la historia ha demostrado que las sociedades están construidas sobre los cadáveres de nuestros mártires.

Ahora mismo, no podemos olvidar que la tecnología ha reforzado brechas de inequidad y genera grandes barreras de acceso para los grupos humanos más vulnerables. ¿Qué podemos hacer al respecto? – debemos reforzar las redes de apoyo y el apoyo directo a los trabajadores informales pues ellos son los más vulnerables ahora mismo.

Los problemas actuales nos llevan por caminos inciertos pero tenemos que tomarnos el trabajo de "Habitar las preguntas correctas". Ahora mismo nos encontramos bordeando el vacío primordial creado desde la perspectiva del “homo economicus”  y difícilmente las respuestas puedan salir de ese mismo abismo.

Resumiendo: ¡Apaga la pantalla  y hazte responsable de quienes que tienes cerca ahora mismo!