Voy a compartir aquí algunas de mis
notas porque creo que toca asuntos muy relevantes y necesarios para nuestra
realidad actual.
Hablemos pues de la importancia de la imaginación y el juego
en la vida cotidiana, tanto para los niños y adolescentes como para los jóvenes
y adultos.
Lo primero es resaltar como la crisis toca nuestra capacidad
de imaginar y metaforizar la vida, ello fluye naturalmente en la posibilidad de
configurar un juego entre imágenes que danzan en el límite de lo posible. El
terror y el miedo que aparecen en la crisis se configuran bajo la imposición de
una idea que se enraíza profundamente como un significante único que no acepta
la metáfora. Así se instaura la crisis como algo terrible y apocalíptico.
Si permitimos que se vea afectado el “espacio lúdico”, se
concretiza el contenido del juego y la vida se convierte en un juego serio.
Ello nos deja atrapados en “el juego de lo imposible” y la tiranía simbólica de
un solo mundo posible, no estoy hablando aquí de la búsqueda de la imposible
perfección sino de la emergencia de una imagen aterradora que se vive como
imposición, que no acepta otra posibilidad, otra posición. Ahora mismo la
imagen de la pandemia y el significante “Covid 19” se proponen como un ejemplo
titánico de esta situación.
El gigante, El pánico y La tormenta – atribuida a Francisco
de Goya.
Aquí las reflexiones de Martha Velez sobre el Titanismo
Así pues, el secuestro de la
imaginación fractura el pensamiento y genera la sensación de estar paralizado, los
pacientes expresaron de diversas formas que “las acciones cotidianas dejaron de
tener sentido” y “ser presa de un sentimiento de ahogo”. Algunas pocas personas
logran relacionar dicho sentimiento con alguna situación o experiencia especifica
pero es más frecuente que las personas no legren crear un puente entre la
experiencia abrumadora y algún aspecto especifico de su realidad cotidiana.
Esa vivencia de parálisis afecta la percepción subjetiva del tiempo que es un eje fundamental
de la experiencia humana, se impone la imagen cultural de ser devorados por el
tiempo representado magníficamente en los cuadros de Rubens y Goya (Saturno
devorando a uno de sus hijos). Algo en el mundo se impone como una tiranía de
lo real en la vivencia corporal, al configurarse como cuerpo nos señala una
pista fundamental, que se trata el mundo interior expresandose con su fuerza colosal e
ineludible.
De allí la importancia de volver
sobre la mirada interior, pues es necesario reconocer los aspectos de la vida psíquica
que han sido afectados por la crisis, quizás sea posible develar una tensión fundamental
que compromete la estética de lo posible enmascarada en una estética de la
imposición, de lo imposible de movilizar, metaforizar y/o transformar.
Ésta dimensión de la crisis, la de lo ético por la vía de lo
estético, parece invitar al sujeto a reconocer la necesidad fundamental de un
movimiento esencial, un cambio de perspectiva, una re configuración de la
mirada. Frente a la emergencia y el surgimiento de la profundidad.
Muchas personas que estuvieron en mi consulta hablando de su
experiencia de intento de suicidio llegaron a asegurar que no había un solo
motivo para ello. Nombraron su experiencia de descenso al inframundo como un
hecho que se impuso sobre su voluntad, recordemos que Perséfone fue raptada por
Hades, el señor del inframundo, cuyo nombre significa “el invisible”, dicho rapto involuntario refuerza esa imagen de tiranía e imposición.
Hades gobierna el mundo de los muertos, y emerge desde el
sub-mundo para raptar a la pequeña kore
y llevarla a su oscuro reino en donde la hará su esposa dándole a comer el
fruto de la granada.
Así mismo, en las experiencias de
descenso nombradas, aparece la metáfora del rapto de lo infantil. Es por eso
que hablamos aquí de la experiencia de juego. Pues hemos visto que justamente
en los periodos de crisis humanas se pone en riesgo el juego como posibilidad
de alivio cotidiano.
Culturalmente la infancia y el
juego aparecen como significantes hermanos, de tal suerte que muchos adultos reprimen
sus deseos de juego porque no asocian la idea del juego con la realidad
cotidiana de los mayores.
La vida individual puede verse afectada por esa imagen tiránica
que ofrece la cultura, peor aún, esa idea puede imponerse e instaurarse en el
cuerpo como una tiranía simbólica. Quizá ésta sea una de las formas como el titán del tiempo se
devora a sus hijos. sin embargo, el mito nos recuerda que "nacerá un niño", que "el niño derrocara al tirano", es la imagen del pequeño Zeus e incluso Jesus.
Y el niño eterno, el Puer Jungiano.
Se ha vuelto muy popular hablar del “niño interior”, aquí podemos relacionarla con la imagen del devenir y “la emergencia del sí mismo” que Jung relaciono
con esa capacidad de “estar siendo lo mejor que se puede llegar a ser” – que en
palabras de un niño es “JUGAR”. Pues jugar es tomarse las cosas en serio e involucrarse
profundamente con las acciones que desarrollamos en nuestra vida cotidiana. estamos hablando en parte de "los arquetipos" Jungianos pero más específicamente de la necesidad de ser creativos. Ésta necesidad se conecta fundamentalmente con esa "actitud de juego" que invita al otro a ser participe de un juego y vincula la realidad cotidiana como parte de una dimensión mayor e "imaginal.
Allí aprendimos que el juego
fundamental es el juego de la travesura, pues cuestiona las relaciones de poder y
activa un canal que vehiculiza el poder del propio sujeto. El jugador se
convierte en el amo del mundo y voluntariamente crea las regalas de su nueva realidad Psíquica - Cabe resaltar que dicha voluntad no tiene que ser necesariamente consciente. y es necesario diferenciarla de lo que Zizek diría se trata de el concepto Lacaniano de "fantasía como verdad constitutiva". pues se trata aquí de una realidad social mente construida y de un juego compartido que permite la actitud de complicidad.
En este sentido muchos de mis pacientes aprendieron a
mirarme como un cómplice de sus ideas disparatadas, ello me permitió saberme compañero de sus
quijotadas y me enseñó a asumir una postura franca, sensata y respetuosa frente
a al sujeto que juega a danzar con la vida, a fluir con el sueño y a
metaforizar la vida cotidiana. De allí la emergencia de una nueva estética, el
parto de una nueva imagen que merece ser habitada con toda la seriedad y
trascendentalidad del caso. Debo resaltar también que ello debe hacerse desde un cierto "sentido de realidad" que también es vehículo de fantasías en el mundo social.
En tiempos de pandémica Esperanza el juego esencial es la metáfora... Espero complicidad para con la misma.
Soy creador de mapas que no llevan a ningún tesoro,
disfruto burlarme del agotamiento que genera las profundas mentiras de nuestro tiempo,
Nuestro pueblo ésta inmerso en distopías de la madre oscura que se han convertido en la leche que nos amamanta en las redes sociales.
La esperanza puede ser un pájaro que vuela afuera tanto como un taladro picoteando nuestras entrañas a cada instante, obligándonos a re imaginar la vida a través del sueño y el ensueño.
Les invito al concejo de los sabios ancestros que aun tienen menos de 10 años y se ilusionan con el juego en las dimensiones fundamentales de la existencia.
Hoy germina la semilla de la locura y crece la ilusión de un mundo mas justo.
Si la vida inicia en una explosión de luz no podrás contener su expansión lúdica, cósmica y sagrada.
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